Toda novela tiene su propio tiempo y espacio. Incluso las que podemos calificar de “realistas”, poseen un único tiempo y espacio. Por ende, toda novela es dueña de sus acontecimientos, los que pueden ser muy diferentes del mundo que habitamos. Aquello se cumple en Karma instantáneo para John Lennon (editorial Mesa Redonda, 2012) de Arturo Delgado Galimberti. En esta historia distópica —género literario que tiene a sus más celebrados representantes en Philip K. Dick, Margaret Atwood y en algunos libros de José Saramago—, el autor de “Starting Over” no ha sido asesinado por un fan a la salida de su apartamento en el edificio Dakota, frente al Central Park en New York, sino que está por cumplir setenta años durante la administración de Barack Obama. Más bien, quien sufre aquella fatalidad es Paul McCartney, ultimado por un fanático japonés tras presentarse en un concierto en Japón. Estos acontecimientos habrán de cambiar la línea de tiempo que nosotros, los lectores, conocemos, de tal forma que la realidad presentada por Delgado Galimberti es una viva posibilidad del devenir de un futuro diferente.
Tras la separación de los Beatles en 1970, Lennon y McCartney, los líderes de la banda, tomaron rumbos opuestos. Por ejemplo, el primero se volvió más contestatario, con letras que, tras el fárrago de la protesta, se volvían tristes, melancólicas y hasta depresivas. Y viceversa. Para muestra un botón: el contraste de canciones como “God” e “Imagine”. Por su parte, el segundo se volvió más comercial y muchas de sus canciones parecen coexistir en un mundo perfecto y feliz, contrario, como decíamos, a Lennon, quien protestó constantemente contra la Guerra de Vietnam, por ejemplo. Pero en Karma instantáneo para John Lennon aquel dualismo está roto y el autor más bien nos presenta a un atormentado Lennon que, absorbido por el activismo político, no ha podido seguir reinventándose musicalmente y es consciente de que en lo artístico ha sido superado por el desaparecido McCartney. Es este quien es venerado y elevado al nivel de leyenda tras su temprana desaparición, lo que suele suceder en el rock y en casos como Jimi Hendrix, Jim Morrison o Kurt Cobain.
Pero el libro no se queda en la anécdota de “qué pasaría si…”. Al constituir una novela, se desarrollan espacios narrativos que son una construcción particular. Por ejemplo, se explora en el móvil del asesinato de McCartney, qué había detrás, e interiormente, de su verdugo, qué hizo que un fan, alguien que ama con todas sus moléculas a su artista favorito e inspirado por ello termina elaborando una hagiografía, pueda trocar su completa admiración y amor hacia un odio visceral que culmine en un homicidio, opacando para siempre el firmamento de la humanidad al faltarle, de ahora en adelante, una estrella. Por otro lado, también resulta muy interesante el empleo de la figura de William Campbell. Desde finales de los sesenta cundió una de las más resonantes teorías conspirativas en la que el compositor de “Yesterday” había muerto en un accidente automovilístico en noviembre de 1966. En adelante, fue remplazado por un doble o impostor, dado que la banda estaba en su mejor momento y anunciar la muerte de uno de sus más importantes integrantes habría significado su final. Y con ello la producción de millones de dólares para los músicos y, especialmente, para sus productores y representantes. Delgado Galimberti fabula con ello y lo incorpora a la ficción.
La posibilidad de una realidad paralela y alternativa, es decir, de que científicamente sí existan otros mundos se deja sentir en el personaje Alexis Mardas, quien una tarde se encuentra con John Lennon, cuando este reflexionaba sobre el cosmos y los astros tendido de espaldas en el gras del Central Park, es decir, en el centro del planeta. La física cuántica ya ha probado que eso es posible, en palabras de Mardas, y que el tiempo no es lineal, sino que sus infinitas ramificaciones crean infinitas realidades. Así, podemos decir que la novela tiene, también, cierto toque futurista o de ciencia ficción, pues el debate sobre los agujeros negros y otras dimensiones continúa vigente en la actualidad. De esta forma, en una de esas líneas de tiempo el exbeatle está vivo y su activismo político lo meterá, a la larga, en serios problemas, dado que se lo vincula a cierta actividad terrorista.
Finalmente, la palabra “karma” en el título tiene una doble connotación. Apela a la canción “Instant Karma” de Lennon y al karma de la religión hinduista, donde una acción o causa cometida en libre albedrío tiene una natural consecuencia. En función a ello, los seres humanos, más allá de la muerte, pueden rencarnarse en otro tipo de vida, como animal o vegetal, o, incluso, pueden recibir premios o castigos en la presenta existencia. Por cómo termina la novela, parece ser que John Lennon siempre será John Lennon en la justa medida de sus actos, pues eternamente ha de ser el soñador de un mundo mejor desde el amor y la música. Y esa consecuencia será su fatalidad, en esta notable novela que está cumpliendo diez años de haber sido publicada y que goza de una pulcra edición, pese a que algunos nos quedamos con las ganas de leer más sobre la relación del exbeatle con otros exmiembros como George Harrison y Ringo Starr e, incluso, con Yoko Ono, de quien el autor de “Julia” se aleja, para satisfacción de muchos fans, seguramente.
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